Gótica por fuera, barroca por dentro
La altísima torre de San Walburga vigila medio Oudenaarde. Forma parte de una iglesia, un templo cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XII pero que ha sido reformado con el paso del tiempo. De ahí que incluya elementos arquitectónicos de diferentes corrientes góticas.
De hecho, cuando estaba apunto de finalizar el primer tercio del siglo XVI, se decidió levantar una nueva iglesia en el lugar de la vieja. Esto ocurrió en parte, pues solo la torre y la iglesia baja de la nueva proyección fueron terminados en 1534. La reforma quedó a medias.
Aunque gótica por fuera, la Iglesia de San Walburga resulta tener corazón barroco. No fue idea original de nadie sino más bien consecuencia de las revueltas religiosas de 1566 que dejaron el templo por dentro como los zorros. En la actualidad pueden verse numerosas esculturas, algunas policromadas, cuadros y tapices así como un gran carillón que no es raro oír sonar en verano (hacen conciertos todos los domingos de 12:00 a 13:00 horas en julio y agosto).
El templo admite visitantes casi todos los días de la semana y nunca más tarde de las cinco. Hay posibilidad de realizar una visita guiada pero para eso hay que concertar cita con la Oficina de Turismo de Oudenaarde.
