Venerable por antiguo y bello
No en vano es el templo cristiano más antiguo de Sevilla, construido alrededor de 1280 nada más y nada menos que por orden del rey Alfonso x en agradecimiento por la curación de una grave enfermedad ocular que padecía.
Está muy encajado entre casas y protegido por todo el barrio de Triana, que lo arropa como a un anciano del que temen que pueda resfriarse. Cuando entramos y vemos esa mezcla de románico y gótico, comprendemos que el edificio debería ser quizá el más mimado de Sevilla, el más honrado y cuidado.
Aunque el interior es oscuro, como corresponde a ese periodo de transición en el que las iglesias de gruesos muros y oscuros espacios iban a transformarse en ligeras estructuras que dejarían pasar la luz a través de los colores de los vitrales.
Aún así la iglesia conserva preciosas cúpulas y retablos barrocos de abigarrada belleza y arrebatadora complejidad.
En el altar mayor, inmaculadamente blancas, nos observan la Virgen María, Santa Ana y Jesús, de artista desconocido y tan antiguas como la propia iglesia.
Otras imágenes de gran importancia y un coro realmente hermoso, hacen que la visita a esta anciana señora entre las iglesias de Hispalis sea absolutamente necesaria.


