Patrona de Lebrija
El templo más grandioso e interesante de la localidad es sin duda éste de La Oliva, que sitúa en plena plaza del Rector Merina y es nada menos que la remodelación de una antigua mezquita almohade que se adapta al culto cristiano en 1249.
Ahora, esta mezcla de edificio mudéjar, gótico, renacentista y barroco parece girar en torno a su joya más valiosa el retablo y la Virgen, obra del genial Alonso Cano.
En sí misma la iglesia es una joya de indudable valor arquitectónico e histórico, con esa mezcla de lo árabe y lo hispano que sólo se da en nuestra tierra y con detalles que llaman poderosamente nuestra atención, como los azulejos encastrados en las paredes o la cantería que como si fuera una portada exterior, embellece varios de los accesos a la iglesia.
En la sacristía se encuentra un museo de gran interés artístico que bien merece una tranquila visita.
De todo el conjunto arquitectónico me quedo, sin dudarlo, con el maravilloso giraldillo y la torre que lo sustenta, auténtico faro e imán de la ciudad de Lebrija.


