Basílica de Santa María la Mayor

En ninguna de las grandes basílicas romanas se han mezclado estilos diferentes con tanto acierto como en Santa María La Mayor. Su triple nave jalonada con columnas es parte del edificio original del siglo V. El suelo de estilo cosmati en mármol, y el encantador campanario romántico son medievales. Al renacimiento se debe el artesonado del techo, regalo del papa Alejandro VI Borgia y del que se dice fue hecho con el primer oro traído de América, y renacentistas también las dos cúpulas gemelas y las fachadas delantera y trasera. Los mosaicos del ábside son de una delicadeza bíblica y todo el templo parece resplandecer de oro, plata, bronce y mármol.

La Basílica de Santa Maria Maggiore es la basílica más grande e importante de Roma (aparte de la de San Pedro en el Vaticano, por supuesto) y, al menos para mí, la más bonita. El interior de la basílica es absolutamente impresionante: la fina simetría de la nave central con sus columnas y techo artesonado, los mosaicos dorados que datan del siglo V, las capillas ornamentadas que albergan esculturas de Bernini y la pintura más antigua de la Virgen María de Roma, que según leyenda fue pintado por el propio San Lucas.

La entrada a la Basílica es gratuita y puedes explorar la nave principal sus numerosas capillas.

Santa María Maggiore es una basílica que se encuentra en el sector antiguo de Roma y forma parte de las cinco basílicas patriarcales de Roma.
Su estructura aún conserva el trazado de basílica, conformando un interior espectacular y minusciosamente decorado. Sus galerías son fantásticas y sus dimensiones impresionantes.

Es una de las basílicas más grandes de Roma y muy recomendable para ser visitada especialmente a todos aquellos que son amantes del arte religioso en detalle.

Un detalle para admirar: Los casetones dorados de la nave principal.

La portada, de estilo barroco, no es demasiado espectacular, pero si algo domina en la fachada es el campanario, es una de esas adiciones posteriores que se hicieron, es de estilo románico, construido en 1377 y es el más alto de Roma, con unos 75 metros de altura.

A lo largo de toda la nave central de la Basílica, podemos contemplar 36 paneles de mosaicos del siglo V que representan diversas escenas del Antiguo Testamento. Se trata de un testimonio valiosísimo del bajo Imperio Romano, que ha sido conservado seguramente gracias a su temática cristiana. Del siglo V son también los mosaicos de influencia bizantina del arco triunfal. Como es propio de este tipo de arte, a la virgen se la representa triunfante y vestida como una emperatriz mientras sostiene al niño Jesús recién nacido.

Por otro lado, el increíble conjunto de mosaicos se completa con los del ábside de la basílica, realizados ya en el siglo XIII pero con muchas piezas -teselas- y motivos tomados también de la antigüedad clásica.