Y Picasso fue bautizado...
Bautizado aquí, sin duda, para que el destino demostrara que hasta en su lugar de nacimiento estuvo rodeado de arte y belleza.
Se llega a esta iglesia que más parece capilla retorciéndonos, como queriendo seguir el dédalo de callejuelas que conforman el centro histórico, por angostos callejones y calles que quieren no llevar a ningún sitio, como despistando al visitante.
El frente parece chocar con las casas que se le oponen, encajonada la iglesia y encajonadas las viviendas, sin dejar un resquicio para que pase el aire y con el único respiro de la torre del campanario de estilo mudejar, construida aparte del templo.