Ilha Grande, gran isla!
Sólo decir que Brasil fue bendecido con una cantidad de paisajes y lugares bellísimos, la Naturaleza en su plena y creativa manifestación. Playas, calor, vegetación, mata atlántica, colores y un sinfín de elementos que marcan la identidad de este país al que dan ganas de volver, en mi caso, de manera casi compulsiva, casi adictiva.
Ilha Grande está situado al sur del Estado de Rio de Janeiro y zarpando desde Mangaratiba o desde Angra dos Reis (que cuenta con un puerto más grande y más salidas). Es un paraíso ecológico enorme rodeado por el Océano Atlántico, cuyo principal puerto o "centro de operaciones" es Abraão, donde llegan prácticamente todas las embarcaciones y es el principal poblado con servicios de alojamiento, comida y turismo. Esta isla y esta localidad además tiene valor patrimonial para el país, ya que allí en Abraão hubo una cárcel y un acueducto cuyas ruinas actuales forman parte del atractivo turístico del lugar.
Mi rincón favorito lo encontré en un árbol milenario que está camino a Abraocinho, la playa más cerca de Abraão. Entremedio de esos 20 min de excursionar entre la selva, unas raíces que parecen muros inspiran sabiduría y admiración. Nuevamente la Naturaleza en pleno.
Recorrer la isla completa toma alrededor de una semana y muchos dólares. Cuando fui sólo me faltaron más dólares (un par de cientos de reales, R$) pero como me confieso adicta, vivo con la ilusión de completar esa semana viendo el mar en todos sus cambios de humor.

