La llama de la Eterna Libertad
La tarde del domingo 13 de abril de 1919 tuvo lugar en Amritsar una masacre histórica. Una multitud formada por más de 20.000 personas se había reunido en la ciudad para protestar contra uno de los últimos decretos del gobierno británico, que permitía, entre otras cosas, encarcelar sin juicio previo a cualquier indio sospechoso de actividades subversivas.
Aunque todo parecía transcurrir con normalidad, en un momento dado el general Dyer, destinado en la ciudad, debió cambiar de parecer y ordenó a su tropa disparar contra los manifestantes, a sangre fría y menos de 80 metros de distancia. La masa, indefensa, trató de escapar, pero los muros se lo impedían. La matanza duró menos de diez minutos, y muchos fallecieron al saltar a un pozo tratando de escapar del tiroteo.
El recuento "oficial" hecho por los británicos sostiene que aquel día murieron 337 hombres, 41 niños y un bebé, además de 1500 personas que resultaron heridas; sin embargo, el Congreso Nacional Indio no opina lo mismo, y sitúa la cifra de fallecidos en más de mil.
En cualquier caso, Jallianwala Bagh es un lugar que en la actualidad puede (y debe) visitarse: muchos de los muros, con las marcas de los disparos, permanecen intactos; así como el pozo de la desgracia, frente al cual es difícil que no se le encoja el corazón a uno.
Allí se ha construido también un gran monumento en forma de "llama" de eterna libertad, y a pocos metros, una llama real, que nunca se apaga, rinde homenaje constante a los fallecidos en la masacre.


