Donde descansa la sangre azul
Siempre me han gustado los panteones reales. El Escorial, San Pedro y San Pablo, Alcobaça...La sensación de estar cerca de aquellos que eran casi inaccesibles, pasar a su lado, pararme frente a ellos saltar de una época a otra, de un monarca a otro sin moverme casi del sitio...Me gusta y no puedo evitarlo. A mucha gente le parecerá extraño, pero habrá otra que me comprenda.
La Kaisergruft de Viena, custodiada por los padres capuchinos de la iglesia convento que se encuentra inmediatamente encima de este sótano, no fue una excepción.
El recorrido que se realiza dentro de la cripta no es precisamente corto, y toma su tiempo; primero porque toda la dinastía Habsburgo que gobernó Austria y Hungría ( en ocasiones) está enterrada aquí sumando un total de 150 sarcógafos y tumbas, entre ellas las de 12 emperadores y 19 emperatrices.
Otra curiosidad es que muchos de los cuerpos que se sepultaron aquí estuvieron incompletos. De 1654 a 1878, los corazones de los Habsburgo se enterraron en la Cripta de los Corazones de la Iglesia de San Agustín, una costumbre que todavía no encuentra un porqué.
En 1989, Zita, la última emperatriz austriaca, fue enterrada aquí. Y el 16 de julio de 2011 su hijo mayor, el príncipe heredero y político en Europa, Otto Habsburg, y su esposa Regina encontraron también aquí su último lugar de descanso.
Pero sin duda el objetivo de muchas de las personas que visitan la cripta es la de conocer el lugar donde reposa la romántica Sissi, su marido y su hijo suicida. Al final del recorrido, justo antes de salir de nuevo al aire libre, los tres sarcófagos, juntos en una misma habitación, y más elevados que el resto, permiten que por unos instantes revivamos la vida de Elizabeth de Austria-Hungría, que tanto vimos en las películas de nuestra infancia. Los visitantes se embeben de una emoción tal que las lágrimas no tardan en aflorar a sus ojos...