ANADEL
Malo
Nos pusieron arriba, abajo estaba lleno y la espera para todo fue insufrible, abajo estaba el guitarrista flamenco que ameniza las veladas, y las notas suben directamente al comedor abarrotado de objetos varios y sobre todo polvorientos.
La cassoulet, que es obligado tomarla en esta ciudad, tenía duras las judías, y la sopa de pescado era pésima, raramente escribo para no recomendar, pero hay que avisar para no ir.
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