Marian Ramos
La Cascada del Mongallu
Dentro del Parque Nacional de Redes existen numerosas rutas bellísimas ideales para todos aquellos que disfrutan paseando por la naturaleza. Si además, deseáis una adaptada para hacer con los niños, de fácil andadura y que les encante por el ambiente que se recorre, podéis elegir la Cascada del Mongallu.
Este camino les gustará ya que está plagado de densos bosques de hayas, viejos robles vacíos y retorcidos que parecen recién salidos de algún cuento de hadas y agua, mucho agua, con bonitos arroyos que tendrán que cruzar. Al final, tendrán su recompensa con la vista de una impresionante cascada que, muchos metros antes, avisa de su presencia, con su estremecedor sonido del agua en el silencio del bosque.
La Cascada del Mongallu (Tabayón del Mongallu) es un impresionante salto de agua que se precipita al vacío con una caída de más de 150 metros en vertical. Este recorrido es de tipo circular.
Comenzaremos nuestra ruta de unos seis kilómetros hasta la Cascada del Mongallu en el pequeño pueblo de Tarna. Encontraremos enseguida el inicio del camino que sale a la derecha del pueblo y está señalizado con los típicos carteles de madera.
Partiremos por un calzada hormigonada que nos llevará hacia el cementerio. Andaremos por un tranquilo camino donde las hayas nos cobijarán y darán sombra en los meses de más calor.
Cuando encontremos un cruce señalizado deberemos coger el de la derecha que nos llevará a la Cascada del Mongallu y nos adentrará en un denso bosque de hayas y robles viejos. Seguro que a los niños les encantará jugar a imaginarse figuras con los dos robles centenarios que se encuentran protegidos y vallados. Uno de ellos tiene un perímetro de tronco de más de nueve metros y el otro de más de siete. Son dos ejemplares monumentales ideales para hacerse fotografías con ellos.
El camino comenzará a descender y poco a poco nos volveremos a internar en otro bello bosque. Cruzaremos el arroyo por un bonito puente de madera y seguiremos nuestro camino que ahora se abre a extensos prados verdes.
Cuando volvamos a cruzar otro arroyo por un puente de madera comenzaremos a ver en el horizonte una curiosa montaña muy oscura llena de torreones de roca. Puede ser divertido jugar con los niños, mientras andamos, a imaginarse siluetas mágicas que salen de la montaña. Ya tenemos la Cascada del Mongallu cerca.
Mientras seguimos descendiendo por los campos de pasto, comenzaremos a escuchar con mayor nitidez el sonido de las aguas que se precipitan al vacío. Por un sendero poco marcado comenzaremos a descender hacia la base de la cascada. Este es el tramo con algo de dificultad y con el que tenéis que estar pendientes de los niños y más si está mojado o está lloviendo.
Aunque el camino lleva hasta la misma base de la cascada nosotros no pudimos acceder hasta ella ya que durante el camino nos sorprendió una fuerte tormenta que hizo que la tierra estuviera muy resbaladiza. De todas las formas, si comenzáis a bajar un poco podréis ver la cascada que forma un paisaje idílico que pocas rutas pueden enorgullecerse de tener.
Comenzaremos nuestra ruta de unos seis kilómetros hasta la Cascada del Mongallu en el pequeño pueblo de Tarna. Encontraremos enseguida el inicio del camino que sale a la derecha del pueblo y está señalizado con los típicos carteles de madera.
Partiremos por un calzada hormigonada que nos llevará hacia el cementerio. Andaremos por un tranquilo camino donde las hayas nos cobijarán y darán sombra en los meses de más calor.
Cuando encontremos un cruce señalizado deberemos coger el de la derecha que nos llevará a la Cascada del Mongallu y nos adentrará en un denso bosque de hayas y robles viejos. Seguro que a los niños les encantará jugar a imaginarse figuras con los dos robles centenarios que se encuentran protegidos y vallados. Uno de ellos tiene un perímetro de tronco de más de nueve metros y el otro de más de siete. Son dos ejemplares monumentales ideales para hacerse fotografías con ellos.
El camino comenzará a descender y poco a poco nos volveremos a internar en otro bello bosque. Cruzaremos el arroyo por un bonito puente de madera y seguiremos nuestro camino que ahora se abre a extensos prados verdes.
Cuando volvamos a cruzar otro arroyo por un puente de madera comenzaremos a ver en el horizonte una curiosa montaña muy oscura llena de torreones de roca. Puede ser divertido jugar con los niños, mientras andamos, a imaginarse siluetas mágicas que salen de la montaña. Ya tenemos la Cascada del Mongallu cerca.
Mientras seguimos descendiendo por los campos de pasto, comenzaremos a escuchar con mayor nitidez el sonido de las aguas que se precipitan al vacío. Por un sendero poco marcado comenzaremos a descender hacia la base de la cascada. Este es el tramo con algo de dificultad y con el que tenéis que estar pendientes de los niños y más si está mojado o está lloviendo.
Aunque el camino lleva hasta la misma base de la cascada nosotros no pudimos acceder hasta ella ya que durante el camino nos sorprendió una fuerte tormenta que hizo que la tierra estuviera muy resbaladiza. De todas las formas, si comenzáis a bajar un poco podréis ver la cascada que forma un paisaje idílico que pocas rutas pueden enorgullecerse de tener.
Leer más



+4