Para sentirse como en casa
Esta cafetería está ubicada en una antigua casa típica canaria, que han reformado y dado un aspecto de lo más acogedor y "kitsch". Frecuentado por personas de todo tipo y de todas las edades, es por lo general un local tranquilo pero conviene hacer una reserva si vamos a cenar, ya que no deja de ser bastante pequeño y se llena.
Nunca he probado los platos del turno de comidas o de cenas, pero suelo ir a desayunar y a merendar con bastante asiduidad. Mis favoritos son las pulguitas, el chocolate a la taza y el batido de oreo. Las tartas y las cupcakes también merecen una mención especial. El café que sirven es Mocay, uno de mis favoritos.