La ciudad de Marianske Lazne,...
La ciudad de Marianske Lazne, antiguamente llamada Marienbad, está a 164 km desde Praga y pertenece a los lugares de Spa más antiguos de Europa. Su historia se remonta a 1808, cuando el doctor Jan Joseph Nehr utilizó el agua de sus fuentes como método curativo. A partir del siglo XIX se convirtió en un prestigioso centro balneario visitado por numerosas personalidades del mundo de la política y la cultura. La ciudad es famosa por su columnata del siglo XIX, su arquitectura art-noveau y sobre todo por la “fuente cantante” de Krizik.
La ciudad es uno de los balnearios más lujosos y frecuentados desde finales de siglo en Europa. Está ubicada en un hermoso emplazamiento entre los prados y colinas del Bosque de Slavkov (Slavkovský les). Menos renombrado que su vecino Karlovy Vary, este balneario es conocido, además de por sus aguas medicinales, por sus típicas galletas de varios sabores “Lazenské oplatky”.
La localidad fue fundada en 1818, a cargo del abad Karl Reichenberger y del médico alemán Josef Nehr. Los parques, esenciales para las curas de salud y reposo, fueron meticulosamente proyectados en 1817 por Wenzel Skalník, arquitecto de jardines al servicio de los Lobkowitz, una de las familias nobles más importantes del país. Entre las personas celebres que han pasado por la ciudad están Goethe, Eduardo VII de Inglaterra, Francisco José, Gogol, Goncarov, Wagner...
Marianske Lazne cuenta con 40 fuentes termales cuya temperatura oscila entre los 9º C y los 12º C, y contienen principalmente cloruro sódico. Se emplean para tratar infecciones renales, nerviosas, del aparato uro-genital y del respiratorio.
No te puedes perder: La Fuente de la Cruz (Krizový pramen), sus calles adyacentes, donde se encuentran algunos de los establecimientos antiguos más importantes del lugar; el Teatro (Divadlo), la Fuente Rodolfo (Rodolfuv pramen) y la Fuente Ambrosio (Ambrozuv pramen); el Casino, que data del año 1901; la Plaza J.W. Goetha; la Iglesia de la Asunción (Nanebevzetí Panny Marie), la casa donde residió Goethe en 1824, que actualmente alberga un museo; la Iglesia ruso-ortodoxa de San Vladimiro (Pravoslavný Kostel Sv. Vladimira) y el cementerio judío, en las afueras de la ciudad.
