Toda una hazaña del ingenio humano
La Cúpula del Brunelleschi es una auténtica obra maestra en todos los sentidos de la palabra. La cúpula de 45 metros de ancho domina el horizonte florentino y su construcción fue una hazaña del ingenio humano. ¿Puedes imaginar lo que debe haber costado construir una cúpula de esta magnitud en el siglo XV?
Es impresionante, especialmente cuando se tiene en cuenta que la cúpula se añadió posteriormente a la nave de la catedral que ya había sido construida siglos antes y el hombre a cargo del proyecto, Filippo Brunelleschi, era un relojero sin experiencia ni formación en arquitectura. Casi tan famosos como la propia cúpula son los impresionantes frescos del Juicio Final de Giorgio Vasari que decoran el interior.
La visita a la cúpula se incluye en el billete de 15 euros que da acceso a la catedral y el baptisterio, pero para visitar la cúpula es obligatorio reservar una hora de visita. La subida a la cima de la cúpula es tortuosa: escaleras sin fin, espacios estrechos y claustrofóbicos, sofocante calor y humedad... en resumen, no es para los débiles de corazón. Sin embargo, si perseveras en la subida, serás recompensado con una vista de cerca de los frescos de Vasari desde una vertiginosa pasarela que circunda el interior de la cúpula y vistas impresionantes sobre el centro histórico de Florencia desde el mirador en la cima de la cúpula que justifican totalmente la subida agobiante.
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