Un restaurante único en Madrid. De esos a los que merece la pena ir, por lo menos, una vez al año.
Casi todo en este sitio es original. Desde su agradable decoración a sus alitas de conejo, pasando por su tremendo "potito".
El servicio, además, es bastante bueno. Y para rematar un mojito o un buen gin tonic.
Todo son detalles y está cuidado al máximo detalle. Lo primero que entra por la vista es la decoración, todo es original y único. Cada silla, mesa, banco...son diferentes. La carta se divide en tres secciones principales resumidas en entrantes, primeros y segundos y lo ideal es pedir un plato de cada una por persona porque son raciones pequeñas, perfectas para probar varios platos sin llegar a pasarse.
La comida y la presentación no iba a ser menos y cada plato sorprende más que el anterior. Todo buenísimo! Una experiencia gastronómica que hay que probar. Eso si, no es barato aunque tampoco
El local es grande y esta abierto al exterior, lo que da amplitud a pesar de que estaba muy solicitado.El sistema de comidas/cenas va por turnos. La carta no era muy amplia pero resulta que la habían cambiado hace 2 días.
Todo lo que pedimos nos gustó pero no nos encantó. Pedimos un solomillo troceado que iba acompañado de espectáculo ya que te lo hacían en el momento jeje
Un sitio súper cool, con servicio de 10 y comida excelente. Sin duda repetiré!
La Gabinoteca tiene una decoración con un conjunto de muebles y elementos decorativos reciclados, logrando una impresión de conjunto armonioso. La carta, está dividida en múltiples platillos a precios muy accesibles. Son pequeñas raciones con las que se puede armar un menú muy flexible y variado y al alcance del bolsillo de cada comensal. Se destacan platos como los mejillones escabechados; ensalada de pepino, yogur, manzana y sardinas; soldaditos de Pavía infiltrados (pinchos de bacalao en tempura con tomate) y carne roja gallega con salsa romescu. Los postres son los clásicos como natillas y
