La Giralda

Qué puedo decir de la Giralda, procurando ser justo con todo lo que esta maravillosa torre milenaria me ha dado.

Vivo a unos diez minutos andando de este "techo de Sevilla", por lo que me parecería una desfachatez no visitarla con gran frecuencia. Es el lugar donde uno puede pensar mientras mira la ciudad. Los problemas no son tan grandes desde ahí arriba. Las preocupaciones se transforman en exageraciones. De repente, el ruido de la urbe se adormece, los coches y las personas se convierten en hormigas, y todo es más bello y celestial.

Las rampas para subir a lo alto de la Giralda son largas, pero siempre merece la pena. Una vez que uno está arriba, contemplando todo desde el mejor mirador posible, es imposible no bajar de nuevo con una sonrisa en la cara, consciente, desde luego, de que todo lo que nos preocupa en la vida saldrá bien.

Uno de los rincones mas bonitos y con mas encanto del mundo, La giralda de Sevilla, su catedral, y su barrio de santa cruz, con ese olor a azahar, callejones y calles estrechas, el arte de su gente y un sin fin de maravillas que puedes encontrar en este barrio de Sevilla, con su torre majestuosa, la Giralda de Sevilla, que mas se puede pedir?

Cuando se visita la catedral de Sevilla nos encontramos con un dilema ¿seremos capaces de subir 36 tramos de rampas empinadas de piedra? ¿Qué encontraremos al final de los mismos? Claro que seremos capaces, aunque seamos conscientes de que la bajada habrá que hacerla despacito y agarrándose de los reposamanos porque su piedra está muy desgastada. Eso sí, con calzado cómodo y que su suela no deslice.

Y cuando subamos encontraremos, en su campanario, las más maravillosas vistas de Sevilla por los cuatro costados, y en la bajada, aprovechando las ventanitas y huecos abiertos, las mejores

Campanario de Catedral durante cinco siglos, minarete de mezquita durante muchos menos y abandonada en construcción del enemigo durante el intermedio. Así resumiría mi vida si yo pudiese hablar desde esta alhaja pétrea en la que me encierro. Fui princesa musulmana y la desobediencia me convirtió en torre según cuenta la leyenda. Yo soñaba con ser torre de oro y perlas, labrados minúsculos y piedras preciosas. Pero mi padre, un gran califa, me colocó en medio de Sevilla, para vergüenza mía y orgullo de la ciudad. El muecín subía a lo alto para llamar a la gente a la oración. Luego cambiaron a este buen señor por campanas pesadas, alegres y brillantes bajo el sol de Andalucía. También me construyeron posteriormente lo más alto de la torre, que es de estilo Renacentista, y pon encima, el giraldillo, con la fiel tarea de indicar hacia dónde va el viento.

Sin duda es un lugar especial. Ya sea de día o de noche, su inmensidad deja huella en cualquiera. Sorprende la mezcolanza de estilos que soporta y, cómo no, la enormidad de La Giralda. Se trata de un lugar ideal para pasear y dejar pasar el tiempo. Un sitio que merece mucho más que una visita rápida.

La Giralda de Sevilla es uno de los monumentos más conocidos no sólo de la ciudad sino de toda la geografía española, por éso, entre otras cosas, su proyección internacional es también muy importante. De hecho, es el símbolo de la ciudad para miuch@s junto con la Torre del Oro. Yo no en esta cuestión pues nací en Sevilla ni vivo allí, sólo visito de cuando en cuando-.

En esas visitas siempre encuentro un hueco para pasarme por su catedral y alrededores que son para mi el corazón de esta ciudad y de cualquier ciudad que disponga de catedral claro. Siempre que puedo voy cargado con mi cámara de fotos.