Ideal para pasar el día
Este pueblo de casi seis mil habitantes está situado en la provincia de Segovia, y también se le conoce como La Granja de San Ildefonso, por el Real Palacio que alberga en su zona.
Nosotros dejamos el coche a la entrada del pueblo y entramos por la Puerta de la Reina, la mayoría de sus calles están en cuesta y empedradas, por lo que es mejor llevar calzado cómodo para la visita, especialmente en verano cuando el calor apremia.
Empezamos a andar entre sus calles sin rumbo alguno, pues no teníamos ni idea de por dónde teníamos que ir, así que nos lanzamos a la aventura. Al momento nos plantamos en la Plaza de los Dolores, donde está la bonita Iglesia de los Dolores, para llegar a ella debemos subir por la calle de la Reina, adornada con una vistosa hilera de altos pinos, acompañados por flores de mil y un colores.
Por el camino nos llamó la atención una pequeña y sencilla fuente en la que pone: “Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre” Ricardo de León.
Cuando estuvimos había muchas obras en las calles y había bastantes cortadas, lo que hizo algo más complicado desplazarse por el pueblo, pero bueno, el resto son casas bien cuidadas y con detalles por todos los rincones que hacen de la visita un agradable paseo.
Entre sus calles se pueden encontrar numerosos edificios reales, como por ejemplo la antigua Casa de los Infantes, hoy convertida en Parador Nacional de Turismo, las Caballerizas Reales, la Real Fábrica de Cristal o el Cuartel de Guardias de Corps. Pero sin duda la joya del pueblo es el Palacio Real de La Granja junto con los grandes jardines y sus impresionantes fuentes, dignas de admirar.
También se puede visitar el Panteón donde descansan los Reyes Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio. Pero no todo son palacios y aristocracia en este pueblo, se ofrece también una variada oferta de rutas por los Montes de Valsaín, por tiempo no pudimos hacer ninguna pero por lo que explican en la página web pintan muy interesantes.
Así que habrá que volver y andar un poquito por sus alrededores más verdes. Se me olvidaba, no os vayáis sin probar los judiones, comida muy típica de allí y para chuparse los dedos. Para que os hagáis una idea, son parecidos a las fabes asturianas (que no se me enfade nadie eh).