Espectacular y vanidoso
Es el cuarto lago más grande de Nueva Zelanda, y en un país con tantas reservas naturales de agua esto es un galardón de innegable valor. Es hermoso y lo sabe, por eso se refleja en las montañas en los días de sol radiante ¿ o era al revés?
Lo cierto es que este enorme embalse, separado únicamente del Hawea por un corto bajío de apenas 1.000 metros ( y sabemos a ciencia cierta que una vez fueron uno solo), posee una cualidad que lo hace único: en su ribera sur, emergen del agua tres islas que son consideradas santuarios ecológicos de primer orden, ya que su aislamiento les ha servido para permitir la conservación y el desarrollo de especies animales y vegetales que de otra manera hubieran mermado o desaparecido, como el weka, una especie de gallina-kiwi que peligró durante años y ha encontrado aquí su refugio.
Inevitablemente debemos pasar por las orillas de ambos cuando recorremos la isla, ya sea de norte a sur o viceversa, ya vengamos de Queenstown o del glaciar Franz Josef, por lo que representa un descanso realmente agradable al encontrarse a medio camino de ambos destinos.
Quien haya visto Misión Imposible III recordará el nombre del lago, ya que era una de las contraseñas que repetía una y otra vez Tom Cruise.
Pero había que seguir al norte, y dejar atrás el hermoso y vanidoso lago Wanaka.


