Pedro Jareño
Llegamos a Cervera en un día muy ...
Llegamos a Cervera en un día muy caluroso. Queríamos conocer el pueblo, de gran importancia histórica, y luego comer algo para volver de regreso a Madrid. Era nuestra última parada por Cataluña esta vez. Paseando en busca de ese lugar, llegamos a la Plaza y, en una esquina, con un cartel pequeñito, nos encontramos con este antiguo horno. Como no parecía que tuviéramos mucho para elegir con la que estaba cayendo fuera, entramos.
Y qué gran elección. El sitio es fantástico. Para empezar, es como una cueva. La decoración está muy lograda (sobre todo si esquivas la barra y pasas al comedor, al fondo, pasando por delante del horno).
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