Alicia Ortego
paseos con encanto
Cefalú es uno de esos lugares donde uno no se cansa de pasear y admirar sus encantos.
Calles en cuesta y llanas, rectas, paralelas y perpendiculares al mar, estrechas, siempre estrechas, frescas en verano y acogedoras en invierno, y llenas de pequeños detalles, secretos a voces, rinconcillos que no hay que perderse como las hornacinas donde las vírgenes bendicen a los que pasan por ahí o un azulejo sobre una puerta realmente bello...
La calma siempre se verá interrumpida por una furgoneta demasiado grande, o un motocarro de ésos que ya parece que sólo se ven en sitios como éste y que tan prácticos son para las gentes del lugar... pero se va enseguida, y todo vuelve a su ritmo, ése ritmo de pueblo mezclado con lugar de vacaciones.
Los jubilados toman el sol por la mañana y por la tarde. Es fácil ver a los mismos parroquianos en el mismo banco, a diferentes horas del día, a mi me ocurrió :)... y las familias salen por la tarde a tomar un helado, cuando el sol ya no da tanto miedo, cuando la siesta ha acabado.
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