Un parada antes de adentrarnos en desierto
Erfoud tiene lo que más tarde veríamos que tienen estos pequeños pueblos marroquís, mucho encanto por su tranquilidad, calles casi vacías en un agosto abrasador donde solo puedes encontrar niños, que por sus ganas de jugar y vivir la vida dejan la protección de sus frescas casas de adobe para salir a correr por los callejones buscando diversión en los sencillos juegos a los que nosotros llegamos a jugar y que son parte del pasado de nuestro país, lleno como está ahora de "electrónico entretenimiento".
Recorrer estas calles te traslada a un mundo visto en el cine y que es la realidad de muchos