Entre dos mares
Las charcas es un paseo que corre desde San Pedro, por una "mini-Manga", hasta tocar casi con los dedos la otra Manga, la del Mar Menor. Es más conocida por el "Paseo de los molinos", siendo estos, los molinos de Quintin y el de Calcetera, los que acotan la parte del trayecto más transitable.
La longitud de dicho paseo es de casi 5km, de punta a punta, es decir, desde la zona de población hasta la zona más salvaje de la playa la Llana. Se divide en tres sectores: Uno el más marítimo, con calzada adecentada para el caminar de cualquier persona, sea cual sea su preferencia o limitación, correctamente iluminado y con accesos al mar donde se puede practicar algún deporte. Los bancos que se intercalan por la ruta estan siempre llenos de gente que se para a descansar antes de la caminata o después de ella, también desde ellos pasan horas observando el magnifico paisaje que se abre ante sus ojos (fotos). Este primer trayecto es el conocido como el de los molinos, explicado anteriormente. Seguidamente, y tras pasar una antigua y derruida barrera tipo aduana, entramos en el segundo trayecto. Éste ya no está tan bien cuidado y su anchura se acorta considerablemente, es el conocido como: las charcas, ya que pronto se empiezan a divisar la diminutas charcas y pequeñas isletas, algunas de ellas de algas compactas y solidificadas que van salteándose hasta quedar a escasos metros de la Manga del mar Menor. Es el trozo que recorres con más desesperación, ya que ves como vas dejando atrás el pueblo sin divisar el final; te sientes solo y perdido, sin saber si seguir o retroceder. A los lados, las salinas, la zona de barros y lodos y la parte más alejada del Mar Menor.
Por fin tuerces a la izquierda y comienzas el último y más corto tramo. Puedes tocar casi con las manos: las charcas, las isletas y un par de casas o barracas que parecen perdidas en medio de ese mar de algas estancadas, unas diminutas viviendas que parecen abandonadas y no haber albergado vida nunca. Da respeto verlas allí, tan cerca y perdidas, pero lejos y misteriosas. Se pueden observar también restos de utensilios para la pesca abandonados y alguna barca centenaria inutilizable, dichos atrezzos hacen del paraje una estampa desoladora.
Cruzas unas pequeñas dunas y llegas hasta la misma playa. Allí te reciben montones de algas secas, más restos de barcas y aperos de pesca. Una vez allí, puedes decir que casi tocas la Manga con los dedos, ésta queda a tan solo 3 o 4 klmt como mucho, siendo su distancia real en coche desde San Pedro más de 60 klmt. Puedes sentarte a descansar, a masajearte los dedos doloridos y cocidos por tanta humedad y, mientras, recrearte con el paisaje único, curioso y algo inquietante. O simplemente hacer alguna foto de recuerdo y recorrer a la inversa esos encantadores kilómetros de vuelta antes de que el sol se ahogue en el mar y sea la luna, tu única compañera.
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