macmuseo
La fiebre del oro de Roma.
La visita a este enclave berciano fue una feliz experiencia. Pero hay que hacer un esfuerzo mental para tratar de retrotraerse a un tiempo en el que existía una montaña y que, a base de esfuerzo y de tecnología puntera en el primero y segundo siglo de nuestra Era, se fue diluyendo como si de unas cárcavas se tratasen para conseguir obtener las ansiadas pepitas de oro con las que fabricar las monedas romanas.
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