Otro descubrimiento neoyorkino fue esta...
Otro descubrimiento neoyorkino fue esta cafetería panadería de estilo francés, donde se puede desayunar opíparamente, eso si, con bollería y panes franceses. El local es muy agradable y bien decorado, sólo entrar te encuentras el mostrador con todos los productos, continúas y hay varias mesas, algunas normales y otras enormes, comunales.
El camerero que nos atendió era hispano, así que la comunicación fue perfecta. Había varios tipos de desayunos a elegir, y como éramos 6 pedimos de todo, un poco variado.
La verdad es que todo muy bien, y muy recomendable, aparte de que puedes