Historia, belleza y tranquilidad
L'Escala fue una sorpresa para mí. Mis padres siempre me habían contado que antes de que yo naciera veranearon varios años allí y que era genial, pero que ahora había demasiada gente y era demasiado caro.
Pero resulta que no es así. Fui allí a pasar unos días en pleno mes de Agosto y encontré un hotel decente y a buen precio, comer en los restaurantes frente al mar en sus diversas calas no fue demasiado caro y había bastante gente (es normal, alrededor del 15 de agosto) pero nunca algo molesto. No había problema para coger sitio en la playa o tener mesa en cualquier restaurante.
Sus calas son muy bonitas y perfectas para nadar, el pueblo tiene mucho encanto y conserva mucho de su esencia de pueblo de pescadores que fue hace décadas, y tanto en el mismo pueblo como en calas y poblaciones cercanas hay muchas ruinas romanas que dan testimonio de la importancia del paso del imperio romano en la península.
Recomiendo eso sí, ir en coche, para poder explorar las calas de la zona, yacimientos arqueológicos y los pueblos cercanos. Yo fui sin coche y aún así mereció la pena para desconectar unos días.
L'Escala respira tranquilidad, que es lo que más se valora.
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