Llegar a este lugar, un anfiteatro...
Llegar a este lugar, un anfiteatro natural que se inicia con una profunda cicatriz en la roca originada por la erosión climática y la otrora abundancia de aguas, es imposible de describir.
Rodeado de multicolores montañas en las que se destaca un intensísimo rojo, es ingresar a un ámbito donde no sólo la magnificencia de su paisaje sino la religiosidad que impera en el lugar, se conjugan para hacer de él un algo misterioso y pacífico.
Aunque lamentablemente no salió la fotografía, allí hay una figura de Cristo hecha por un artista salteño a la que llamó “El Cristo de la Humildad y la Paciencia”, un Cristo sentado que es la réplica criolla de uno español de renegrida melena y barba, que hacen resaltar aún más la expresión en su rostro y la mirada penetrante que hace latir el corazón con las palabras humildad y paciencia, humildad y paciencia.