Viajé a Mahón en el trasbordador n...
Viajé a Mahón en el trasbordador nocturno y entré a su puerto al amanecer. Desde la cubierta contemplé el grandioso espectáculo: Formada por un rosario de cabos, entrantes, puntas y acantilados, la profunda bahía que guarda uno de los puertos naturales más grandes del Mediterráneo se dibujaba entre penumbras. Poco a poco la luz creció, y nítidos se divisaron, opuestos en las dos puntas de la bahía, el Fuerte de La Mola y el pueblo pescador de Es Castell.
A la altura de la Isleta del Rey el trasbordador aminoró la velocidad. Entonces descubrí la silueta amarillenta y blanca de Mahón. Tendida sobre los acantilados, coronada por bellas torres y cúpulas, la pequeña capital de Menorca parecía desperezarse lentamente de su sueño sereno.
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