Las grandes y viejas cruces
Poca gente se desvía de la carretera en su camino a Belfast o a Dublín para visitar el pequeño aunque imponente sitio de Monastirboice. Y es una pena, porque el lugar vale cada metro que nos desviemos.
Realmente no se que es lo que más me gustó del lugar, si el cementerio (a los que soy adicto), pintoresco y pequeño aunque de una fotogenia insuperable, o las históricas cruces que acompañaban a la torre que preside el conjunto. No lo se.
De cualquier manera tomé varias fotos a las tumbas y lápidas para mi colección particular y me dediqué luego a investigar sobre la parte arquitectónica e histórica del lugar.
Al parecer, las dos grandes cruces llamadas St Muiredach Cross y West Cross, se levantan en su sitio desde hace nada menos que once siglos, mostrando a todo el que quiera ver las escenas de la biblia tal y como hacían tiempo atrás, para explicar el evangelio a la analfabeta población del lugar.
A su lado, la enorme torre redonda, es una de las más altas del país, aunque desgraciadamente hace mucho que perdió su tejado cónico que sí conservan sus hermanas de otros condados.
Del monasterio que da nombre al lugar quedan algunas estancias que han podido conservarse y restaurarse y que dan una idea de cómo pudo haber sido el conjunto cuando se edificó allá por el siglo XIV, aunque hay pruebas de que la torre ya existía desde finales del siglo X y que se utilizó como tesoro y campanario.
De cualquier manera, repito que vale la pena visitar el sitio para admirar no sólo la belleza incalculable de las cruces, sino para disfrutar la paz y la tranquilidad que un día debieron buscar los monjes de Monastirboice.


