Roberto Gonzalez
Fish and chips al estilo oriental
Southland es la tierra de este típico plato de origen inglés que tiene numerosos detractores pero también admiradores (entre los que me incluyo) que lo consideran manjar de reyes. Así que una de nuestras metas era probar la manera en que se hace por estas tierras y compararlo con el de la madre patria de tan internacional platillo.
Después de preguntar por el pueblo, nos recomendaron el Mainly Seafood, un lugar que en principio debía estar muy concurrido y sin embargo estaba vacío. No sabemos si era por la temporada baja, la hora ( eran las 7 y los neozelandeses siguen la costumbre británica de cenar a las 6) o por la calidad del producto.
Decidimos probar y entramos al establecimiento. Nada que ver con lo que esperábamos, algo de rancio estilo inglés que oliera a fritangas y donde el fish fuera plato único. Al contrario olía a salsas orientales y el local estaba decorado en un estilo que podríamos considerar como "americano".
Pedimos a la guapa camarera de ojos rasgados la especialidad de la casa y uno de nosotros, que no come pescado rebozado, prefirió una hamburguesa de merluza.
Aquí las opiniones fueron encontradas. Por un lado la mía, que notaba el pescado soso y sin sabor, salvándose las papas que podían bañarse con salsa tarta antes de poder comerse y por otra la de mis acompañantes, que no se si por hambre o por decoro, opinaron que sin ser una delicatessen , sus platos iban a quedar tan limpios que podrían pasar revista.
Pero es que tampoco la carta daba muchas más opciones, a menos que te quisieras meter de lleno en un mundo de salsas agridulces, rollitos de primavera, cerdo agridulce o pollo al limón.
Así que la visita pasó sin pena ni gloria por nuestros estómagos, y nos fuimos a comer con la barriga llena pero con la sensación de que no habíamos probado el auténtico fish and chips.
Y es que hay cosas que no se deben probar fuera de sus fronteras. Ya lo se para otra vez, descuida.
Pedimos a la guapa camarera de ojos rasgados la especialidad de la casa y uno de nosotros, que no come pescado rebozado, prefirió una hamburguesa de merluza.
Aquí las opiniones fueron encontradas. Por un lado la mía, que notaba el pescado soso y sin sabor, salvándose las papas que podían bañarse con salsa tarta antes de poder comerse y por otra la de mis acompañantes, que no se si por hambre o por decoro, opinaron que sin ser una delicatessen , sus platos iban a quedar tan limpios que podrían pasar revista.
Pero es que tampoco la carta daba muchas más opciones, a menos que te quisieras meter de lleno en un mundo de salsas agridulces, rollitos de primavera, cerdo agridulce o pollo al limón.
Así que la visita pasó sin pena ni gloria por nuestros estómagos, y nos fuimos a comer con la barriga llena pero con la sensación de que no habíamos probado el auténtico fish and chips.
Y es que hay cosas que no se deben probar fuera de sus fronteras. Ya lo se para otra vez, descuida.
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