Masada

Bueno, Masada es una pasada. Es el nombre que recibe un conjunto de palacios y fortificaciones situado en la cumbre amesetada de una montaña aislada en la región oriental del desierto de Judea, al lado del Mar Muerto. Símbolo de su última resistencia como nación antes de la Diáspora frente a los romanos que la rodearon con 3 campamentos y la asediaron 7 meses construyendo una rampa. Cuando la asaltaron encontraron a todos sus ocupantes muertos ya que se habían suicidado.
Podeis hacer la escapada de un día en excursión organizada o alquilais un coche. Si vais de camino a Eilat estupenda parada.

Visitar la fortaleza de Masada en pleno mes de agosto no es lo más recomendable por las elevadas temperaturas, pero, aún así, las vistas que ofrece y la historia que representa impresionan enormemente. Para acceder a los restos de la fortaleza, lo más cómodo es tomar el moderno teleférico que, a menos que sufras vértigo, supone ya una experiencia placentera, ya que permite disfrutar de unas vistas maravillosas de las montañas circundantes y del cercano Mar Muerto. Si te va sufrir, también puedes subir por el Camino de la Serpiente, que si no me equivoco está practicable, pero reconozco que ni me lo planteé al ver la altura (450m) y con la que estaba cayendo ;-)

Al llegar a la fortaleza propiamente dicha, es fácil entender por qué les costó tanto a los romanos en el año 73 conquistar este enclave. Masada es como un flan, es decir, una elevada meseta, sólo accesible en aquella época (me imagino) escalando sus paredes casi verticales, constituyendo, de ese modo, un blanco fácil para los defensores de la fortaleza. Sólo tras siete meses de asedio y habiendo establecido ocho campamentos miliares en torno a la fortaleza, los romanos lograron hacerse con Masada... Pero lo que no pudieron es capturar a ningún rehén, ya que los judíos decidieron morir antes que rendirse. Así, los romanos al entrar en Masada se encontraron 960 cadáveres. Sin embargo, no se trató de un suicidio colectivo, lo que hubiera ido en contra de las leyes del judaísmo, sino que los hombres mataron a sus familias, después de lo cual eligieron a suertes a diez que se encargarían de matar a los demás y, finalmente, y también a suertes, uno de ellos mató a los otros nueve para después quitarse la vida a sí mismo. Escalofríante, ¿verdad? Quizás por ello, además de una gran atracción turística, Masada es un símbolo nacional para Israel.

Subir a Masada al amanecer impresiona, no sólo por el silencio, si no por el cambio de luz y por las cientas de personas que como tú, aguantan el aliento al sentir un lugar cargado de tanta historia; cruel y heroica historia.

El cambio de luz a lo largo del día, va provocando que cada punto en el horizonte cambie casi de fisonomía. La brisa, hordas de turistas que al contrario que el calor, van en disminución a lo largo de la tarde, y sus vistas, merecen más un paseo tranquilo que un rápido vistazo con prisa por bajar de nuevo a orillas del Mar Muerto.

Al norte los confines del Valle del Jordán, al Sur, las salinas del Mar Muerto, al oeste el desierto de Judea y al este las montañas de Moab y mientras, recorres los restos que judíos asmoneos y zelotes, romanos y bizantinos han ido dejando a lo largo de la historia.