Comida en un entorno rural
Rodeada de naturaleza y algo escondida, encontramos esta típica Masía catalana, a día de hoy restaurada y ampliada para convertirse en un restaurante a gran escala. Su cercanía con la ciudad de Barcelona la convierte en un lugar perfecto donde desconectar de nuestra rutina y relajarnos en pleno bosque. Sus grandes dimensiones son perfectas para venir a comer con amigos o en familia y aprovechar los alrededores para hacer alguna caminata y pasar así, un día rodeados de buen ambiente y buena comida. El comedor no es uno solo, sino que se distribuye en varias salas, facilitando así que no se acumule todo el ruido en un mismo sitio, el espacio está aprovechado al máximo, eso sí, y puede que resulte un inconveniente tener las sillas demasiado pegadas a los de tu alrededor. O como pasa en el estrecho pasillo que hay para ir de una sala a la otra donde también hay puestas mesas de dos o tres personas y claro en esa parte está continuamente pasando los camareros y la gente que entra y sale de comer, lo que es un engorro sin ninguna duda. En mi caso no tuvimos este problema, ya que nuestra mesa estaba orientada de tal manera que no nos molestaba nadie, pero sí que veías algunas mesas con ciertos problemas de movilidad a la hora de levantarse y querer salir.