Una experiencia abrumadora
Una de las características de Irán, quizás por ser un país islámico chií o por su cultural tolerancia, apertura y respeto al extranjero es que puedes pasar a las mezquitas o lugares de culto como este espectacular mausoleo al hijo del imam Musa Kazim y del que toma nombre el templo: Imamzadeh Saleh.
Eso sí, las mujeres han de hacerlo no ya con velo para cubrir el cabello, sino con chador es decir cubiertas de pies a cabeza, pero tranquilas: en la entrada, existen cabinas repletas de trozos de tela gigantes para toda aquella que no lleva el chador a mano.
El sitio es un punto de peregrinación de los musulmanes iraníes y aquí la fe y la emoción se puede tocar y particularmente emociona: no es raro ver a fieles llorando, o en estado de profunda reflexión o clérigos de todo escalafón deambulando por el sitio. En el centro del edificio un pequeño habitáculo cobija la tumba y aquí el ambiente llega a su clímax espiritual. Los más devotos salen de el, sin dar la espalda a la sepultura.