Ninguna foto o relato va a hacer justicia al monumento.
Que nadie dude en ir. Es un complejo muy grande de patios porticados comunicados entre sí, con mezquitas en los laterales y un gran mausoleo en el centro con una cúpula en forma de bulbo que quita el hipo y llega a emocionar, donde ver lo mejor del arte persa y la tradición de las construcciones religiosas de Irán.
No se puede acceder si no es en compañía de un guía estatal que sin duda enriquece la visita y que nos habla muy bien de los iraníes, primero su cultura les "obliga" a acogerte, a tratarte bien y a darte todas las explicaciones necesarias: les encanta mostrar y explicar su patrimonio y legado.