Meall Glas

Muy a la escocesa, seguimos, literalmente escalando en línea perpendicular a la cima por terrenos no muy seguros, hasta que alcanzamos la cima. Nuestra gloria y fama se quedó como las vistas desde la cima, anuladas. No se como, en pleno verano, el viento se triplicó y parecía que el fin de las nubes fuese golpearnos ya que desde cada ángulo venían hacia nosotros. Mucho frío, en cuestión de minutos la temperatura había bajado casi 11 º C y sin aviso gotas blancas empezaron a surcar el cielo ... ¡hielo! me dijo mi compañero, lo que hizo que tuviésemos que recurrir a nuestra ropa de emergencia, como polares, gorros, gafas, polainas, y demás vestimentas no típicas de un verano convencional.

Decidimos no hacer la siguiente cima, era más seguro bajar y así lo hicimos, cuando el cielo y sus nubes (todas con nosotros) se iluminó de blanco, majestuoso pero de nuevo mi compañero dijo "muévete que esa es la tormenta que se acerca" y con más miedo que vergüenza así lo hice. Tal y como subimos bajamos, pero con varias caídas, en una de ellas golpeé mi dedo gordo del pie, lo que hizo que toda la uña se pusiera negra y que hace unos días me dijese adiós, dejando mi dedo desvalido.

Moraleja: haz caso a los que saben. Rambo se equivocaba, si que hay dolor. Precaución y atención, vitales en las montañas de Escocia y sobre todo disfruta. Posiblemente fue esta última la que mejor me salió. Dolorido y magullado durante varios días pero la sensación de lucha contra la naturaleza no tiene precio. Ahora a lo Schwarzenegger: "Volveré".