Ah… Cómo me gusta la antigua Cádiz, ésa que ...
Ah… Cómo me gusta la antigua Cádiz, ésa que se descubre adentrándose por el Arco de la Rosa, la Puerta del Mar o el Arco de los Blancos. ¿Por qué me enamora tanto la fascinante ‘Tacita de Plata’? Serán sus calles estrechas que derrochan bohemia, su sabor popular, su entrañable decadencia, como si a pesar de la modernidad que la acecha, la ciudad quisiera verse añosa y desconchada reflejada en el mar.
Pero Cádiz no sería lo que es sin su gente. Por eso, si hay un sitio donde empezar a desentrañar el alma de la ciudad, es el Mercado Central. Aquí, especialmente a lo largo de la Lonja, muestra el gaditano su ascendencia marinera, su saber, su religiosidad y hasta su hablar.