Moderno. Tanto, que no tiene ni piloto
El metro de Lausana es un orgullo de la ciudad. Y con razón. Para empezar, es muy moderno. Tanto, que no tiene ni piloto. Es conducido a control remoto. Además, tiene neumáticos de goma, ya que son más seguros para los frenazos de las grandes pendientes que tiene que sufrir. Porque es un metro que sube en diagonal, casi en vertical (exagerando un poco) para salvar las enormes cuestas de esta pequeña ciudad. Es curioso como en muchas estaciones el metro se detiene en diagonal, no en plano, provocando una sensación extraña cuando uno se baja o espera en el andén.