Subida Toompea
Si dejamos atrás el bullicio de la parte baja de la ciudad y tomamos el camino, que no es cansino por lo corto y ameno, que nos lleva hasta la cima de la colina de Toompea, tendremos la oportunidad de disfrutar de la segunda parte de la ciudad, o mejor dicho, de la primera, ya que fue en ella donde se originó Tallín, en un bastión de defensa del que no queda prácticamente nada.
Pero al final de la calle Pekk, muy cerca de la Plaza del Ayuntamiento, nace el camino que nos va llevando, pegados a las murallas y pasando por debajo de puertas, como la de la Virgen, donde curiosamente se encerraba a las prostitutas, hasta su punto más alto.