Kris por el mundo
Dominando el horizonte
Este pequeño pueblo apenas son un puñado de casas rodeando los restos de un castillo y de la iglesia que hay a la entrada de la población, Sant Pere. Es un lugar sumamente tranquilo rodeado por la inmensidad de la Anoia, en Barcelona. No es de extrañar que esté en la lista de los miradores destacados de la comarca.
Solo un apunte: cuidado con el perro. Y no es broma. Me paré a hacer unas fotos y de repente le tenía al lado, ladrando como loco y con cara de pocos amigos.
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