Misión de Kavanayén
La Misión de Santa Teresita de Kavanayén fue erigida en agosto del año 1943 por misioneros capuchinos. Está ubicada sobre una amplia altiplanicie en las estribaciones del Sororopán-tepuy, en la cuenca alta del río Caroní, Municipio Gran Sabana del Estado Bolívar, y está habitada por miembros de la etnia pemón.
El atractivo principal del lugar, aparte de que está rodeado de tepuyes y es el punto de inicio para las excursiones al Salto Karuay, Salto Hueso y al Sororopán-Tepuy, es la presencia misma del Santuario de Santa Teresita de Kavanayén. A ambos lados de esta iglesia se alzan, imponentes, dos grandes edificios construidos con piedras del lugar. En el de la izquierda funciona la misión de los capuchinos (en donde es posible alojarse ya que tienen habitaciones especialmente destinadas al turismo), en el edificio de la derecha funciona la confraternidad de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. El resto de las construcciones de la comunidad, la mayoría, y de acuerdo a una norma común, también fueron hechas con piedras de la zona; lo cual ha logrado crear un efecto de simetría arquitectónica poco común en un centro poblado. Todas las calles son de tierra, aunque algunas tienen aceras de cemento. Al frente de la iglesia hay una gran plaza central, arbolada, que sirve como lugar de encuentro y celebración para los habitantes de la comunidad.
Al estar enclavada sobre una altiplanicie bastante elevada, la vista sobre la Sabana es inmejorable. Pídale a un anciano del lugar que le diga los nombres de cada tepuy visible en la distancia. La gente de la comunidad es muy amable.
En Kavanayén hay pequeños restaurantes, sencillos pero acogedores; hay posadas, un dispensario médico, una pista de aterrizaje, teléfonos públicos (procure llevar sus propias tarjetas CANTV, es difícil conseguir una en el poblado), también hay un área para acampar que cuenta con baños limpios.
¿Cómo llegar?
La carretera hacia Kavanayén parte de la Troncal 10, muy cerca de Fuerte Luepa, y al lado de la pista de aterrizaje. Es un trayecto de setenta kilómetros por un camino de tierra en donde sólo los tres primeros están asfaltados. Recorrerlo puede tomar hasta dos horas dependiendo de las condiciones de la vía. El trayecto discurre a través de sabanas abiertas, y es necesario cruzar varias quebradas por unos puentes precarios. Hay quienes se arriesgan y se meten por ésta ruta con vehículos convencionales, y aunque no es del todo necesaria la doble tracción (a no ser en época de lluvias), sí es recomendable que sea un vehículo de chasis alto; un rústico.
Pasando el kilómetro 20 hay un cruce a la derecha que lleva al Torón-merú, una de las más hermosas caídas de agua de La Gran Sabana, la cual se precipita sobre una amplia cornisa escalonada en medio del verdor de la selva. En la base del salto hay una poza ideal para bañarse. Pero transitar por ésta ruta es bastante difícil, se requiere la doble tracción. Sin embargo, y gracias a la conducta irresponsable de algunos conductores de vehículos 4x4, quienes sin ningún tipo de sensibilidad o amor hacia la naturaleza se dedicaban al llamado “rustiqueo”, el paso hacia el salto Torón estará restringido por tiempo indefinido.
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