En recuerdo a un emprendedor
Saliendo del maravilloso e inquietante lago de Myvatn con la idea de dirigirnos hacia los fiordos del este, nos dimos cuenta que si aún siendo agosto el frío y la bruma eran los amos absolutos del trecho que unido por la carretera uno nos acercaba a Seyðisfjörður, el invierno que tan largo es en Islandia, debía hacer de esta zona un lugar aún más inhóspito y duro. Pero esto no fue impedimento para que un hombre, Þorbjörn Arnoddsson, no se empeñara en unir la población con los pueblos circundantes aún sabiendo que esta vía es el único modo de entrar y salir del fiordo.
Por eso, para agradecer el empeño y empecinamiento de este pionero en transportar viajeros aún en pleno invierno, a un lado de la carretera, en un punto en que ya se divisa Seyðisfjörður y la cercana catarata de Gufufoss, se levantó un monumento compuesto de varias columnas de basalto donde se recuerda a este hombre valiente y filántropo del transporte.