Roberto Gonzalez
Para que nadie lo olvide
Muy poca gente sabe la estrechísima relación que guarda Venecia con el judaismo desde tiempos inmemorables. Viendo los palacios y las riquezas que guardan, las iglesias y las casas que bordean los canales, pensamos en comerciantes prósperos y en luchas con otras repúblicas por el control de los mares.
Pero pocas veces pensamos que el oro que se empleó en la mayoría de esas gestas salió de las arcas de los hebreos que habitaban la Serenissima, por las buenas o por las malas.
La riqueza de este pueblo, asentado en el barrio o sestiere de Cannaregio, era tan grande, que simplemente se inventaron leyes para mantenerlos dentro de unos límites y que pagaran unos impuestos que sólo los gravaban a ellos.
En 1516, un decreto aprobado por el Senado confinaba a todos los judíos de la ciudad a una pequeña isla de Cannareggio, que estaba unida a la ciudad solo por dos entradas, que durante la noche se cerraban.
A causa de las fábricas de fundición que había en esta zona, “fundir” se decía “gettare”, está zona se llamó gueto, que después pasó a ser un término usado en todo el mundo para los enclaves judíos.
Y el tiempo pasó y llegaron los alemanes.
El terror se extendió por Europa y Venecia entró en el campo de mira de los nazis.
Como en el resto del viejo continente el pueblo judío sufrió la deportación y el exterminio.
Décadas después, el artista Arbit Blatas es el encargado de plasmar el sufrimiento de un pueblo perseguido a lo largo de la Historia sin que nadie consiga dar una razón válida.
Basta plantarse frente a la placa de bronce y leer tan sólo un par de nombres de los que aparecen en el fondo del muro para preguntarse "¿ Por qué?".
A causa de las fábricas de fundición que había en esta zona, “fundir” se decía “gettare”, está zona se llamó gueto, que después pasó a ser un término usado en todo el mundo para los enclaves judíos.
Y el tiempo pasó y llegaron los alemanes.
El terror se extendió por Europa y Venecia entró en el campo de mira de los nazis.
Como en el resto del viejo continente el pueblo judío sufrió la deportación y el exterminio.
Décadas después, el artista Arbit Blatas es el encargado de plasmar el sufrimiento de un pueblo perseguido a lo largo de la Historia sin que nadie consiga dar una razón válida.
Basta plantarse frente a la placa de bronce y leer tan sólo un par de nombres de los que aparecen en el fondo del muro para preguntarse "¿ Por qué?".
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