Un museo como ningún otro
Cuando exploramos la zona, encontramos dos grandes caseríos y una bodega. El lugar es bucólico y relajante. Se pueden hacer dos tipos de visitas: la clásica o un taller. En mi caso, elegí el taller, ¡porque cada uno hace su propio pastel! Comenzamos visitando el museo por la sulkade, una cocina vasca auténtica. Luego seguimos al Chef Pastelero para ponernos manos a la obra. Una vez vestidos con el uniforme, escuchamos las valiosas recomendaciones del Chef ¡y listo! Es una experiencia emocionante y gratificante, y se aprenden algunos secretos de esta famosa receta ... Además, aprendí que se transmite de generación en generación ¡y sólo a una persona! Después esperamos a que se enfriara y que el Chef hiciera sus comentarios sobre nuestras obras.
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