En una estrecha calle de Damasco, calle...
En una estrecha calle de Damasco, calle sin cartel, calle abarrotada, calle vieja se encuentra el Narcissus, un lugar de esos que no se olvidan en la vida.
El Palacio Narcissus es una preciosa casa antigua del siglo XVIII que ha sido transformada en restaurante. Es un auténtico centro de vida y de charla en Damasco. Si uno quiere conocer cómo se las gastan los sirios (o todo lo que comen y charlan) tiene que venir aquí.
Aunque, como el resto de lugares en Damasco, encontrarlo pueda parecer difícil, basta con preguntar a cualquiera de los amables sirios: todos lo conocerán.
Mientras un músico toca el laúd y borbotea la fuente, podremos probar la mejor de la comida siria: ensaladas de hierbabuena, delicioso hummus, berenjenas rellenas, la famosa bebida "bolo", sopa de lentejas o pollo especiado. La comida siria resulta sana y deliciosa, además de muy barata. Puedes comer hasta hartarte (los platos siempre llenos), beber dos o tres bolos (limonada fresca con hierbabuena) y tomarte un café turco (hervido en puchero con cardamomo) y el precio no pasará de los 5-6 euros.