Piedra, pizarra y madera. Y ese...
Piedra, pizarra y madera. Y ese maravilloso olorcito a leña que emanan las chimeneas. Ordino, cabecera del valle más septentrional de Andorra, aunque a pocos kilómetros de Andorra la Vella, está a años luz del enloquecido ambiente de tiendas y centros comerciales. Sus pocas callecitas empedradas invitan a pasear, a disfrutar de su aire pacífico y pueblerino. Dueño de una larga historia, sus casas solariegas y su Mueso d’Areny i Plandolit, hogar de una de las familias más poderosas del país, atestiguan su pasado ilustre.
Desde Ordino el Principado se torna una gran aventura. Innumerables senderos de fácil recorrido (magnífica resulta la Ruta del Hierro, una pista que pasa por antiguas ferrerías, carboneras, minas y esculturas de hierro), o largos itinerarios de montaña, descubren los secretos de la Andorra más agreste. Estas pistas además comunican a Ordino con los cercanos pueblos de Ansalonga, La Cortinada -cuya iglesia lombarda de Sant Martí, originaria del siglo XII, es una belleza- y con el precioso pueblecito de Llorts, emplazado muy cerca del Parque Natural del Valle de Sorteny. Este magnífico espacio protegido es un refugio de la flora y fauna pirenaica y un paraíso para los amantes de la vida silvestre. Desde aquí, a través de paisajes sobrecogedores que incluyen bosques y lagos a casi 3000 metros de altitud, se pueden unir mediante arduos itinerarios algunos de los picos más emblemáticos andorranos.
Entre las pocas carreteras que surcan al Principado, la que une Ordino con Canillo es de las más preciosas, especialmente en invierno. En un viaje serpenteante y empinado, el camino trepa a través de pinares, regala vistas impresionantes del valle del Valira Norte hasta llegar al Coll d’Ordino, ubicado a 2000 metros de altitud. La carretera luego baja abruptamente hacia el valle del Valira Oriente y desemboca en el casco viejo de Canillo.
El trayecto lleva poco más de media hora y parece que nos aleja aún más de la ajetreada vida comercial de la capital. Nada más errado: En este universo tan pequeño, las montañas más agrestes y las solitarias bordas de pastores están a tiro de piedra del más surtido centro comercial.


