Arturo Sánchez Quiñones
La gran pagoda de Nikko
En la entrada al recinto del Tosho-gu, uno de los santuarios más bellos de Japón, se puede ver una impresionante pagoda de cinco pisos.
Originalmente fue construida en 1650, llevándose a cabo en 1818 una reconstrucción. Pintada de rojo y destacando sobre la vegetación del bosque que rodea el santuario, esta pagoda no tiene cimientos.
En su interior, abierto en contadas ocasiones, el pilar principal no toca el suelo. Esta suspendido a diez centímetros de altura para ayudar a mantener el equilibrio en caso de terremoto y también se adapta en caso de cambios de temperatura que hagan que la madera se dilate.
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