Palacio de Charlottenburg

El castillo de Charlottenburg está un poco fuera del corazón histórico de Berlín, en una parte que era Berlín Oeste durante la partición de la ciudad.

Es un castillo muy bonito que puedes visitar en una tarde, junto con sus jardines. Para llegar hay un bus directo desde el zoológico me parece que es el M10. También pasa el 210. La entrada cuesta 7 euros y puedes entrar y salir a lo largo del día para ver los jardines también. Para la parte baja tienes que ir con un guía.

Este castillo era la residencia de verano de los reyes de Prusia. La parte central data del siglo XVII y se debe a la esposa del rey Frederick I, Sophie – Charlotte, de ahí su nombre. La fachada definitiva hace más de 500 metros pero hay otro museo a dentro, con una galería de pinturas románticas.

Si estás en Berlin lo mejor es reservar una media mañana o tarde para hacer un paseo por el Palacio de Charlottenburg.

Muy diferente del Berlín moderno que estamos acostumbrados.. una vez que la ciudad fue prácticamente destruida en la segunda guerra, se trata de ver como una antigua casa de verano, sigue teniendo sus jardines y arquitecturas preservados y intactos hasta hoy.

Sus Jardines son increíbles, ideales para hacer un pic-nic, ejercício, pasear por un par de horas, sentarse y leer o admirar su belleza.

No se paga nada para acceder a los jardines, pero sí para

El palacio de Charlottenburg es el más grande de Berlín. Se encuentra situado en unos de los mejores barrios de la ciudad, junto a varios museos como el de Brohan. Para llegar, os recomiendo que vayáis en metro porque hay una parada que te deja justo al lado del palacio.
La primera imagen de este palacio es sobre cogedora. Está situado justo al final de la principal calle del barrio y mientras te vas acercando poco a poco te vas dando cuenta de las enormes propociones que posee.
Para poder acceder al palacio hay que atravesar unas preciosas verjas que delimitan el palacio y que poseen dos esculturas muy bonitas en las que se representan a luchadores griegos justo a cada lado de la puerta principal. Una vez dentro, hay un patio enorme y justo en el centro está situada una escultura ecuestre inmensa y espectacular que te permite hacerte una idea de las maravillas que se pueden contemplar en Charlottemburg.

El palacio de Charlottemburg era una de las residencias de verano de la monarquía prusiana.
Lo que más me gusto fueron los jardines, entre los que puedes perderte disfrutando de dar largos paseos.

El castillo es un auténtico compedio de arquitectura prusiana, en el que se puede reconocer el genio de los arquitectos.