La excentricidad con buen gusto
Tuvimos la inmensa suerte de tener de vecinos en el Hotel Jagua a este maravilloso exponente de los sueños de un asturiano que vivió en Cienfuegos.
La estructura, construida en 1917 por el asturiano Alcisclo Valle Blanco, parece una casba o un palacio marroquí exageradamente ornamentado. En él hay influencias góticas, románicas, barrocas e italianizantes combinadas con el estilo mudéjar que estuvo en boga por la España de los siglos XII y XIII. Se supone que intervinieron en esta obra artesanos de diferentes nacionalidades y expertos para cada especialidad. Todos los materiales fueron importados; mármoles de carrara, alabastros también italianos, cerámicas venecianas y granadinas, herrajes y forjas españolas, mosaicos talaveranos y cristales europeos, menos la caoba, madera preciosa de Cuba.
En la década de 1950, una compañía inversora compró los terrenos donde está situado el palacio, al que se pensó convertir en un casino de juego aledaño al Hotel Jagua, pero el triunfo revolucionario lo impidió. Hoy el Palacio de Valle es uno de los símbolos de Cienfuegos por sus valores histórico-arquitectónicos y ambientales, además de su relación con la bahía y el hotel Jagua.
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