Parador de Alcañiz

En una colina sobre Alcañiz se encuentra este magnífico castillo reconvertido en Parador. Un monumento arquitectónico del siglo XII y XIII, que merece la pena visitar aunque uno no se hospede, para disfrutar además del complejo, de las vistas y de las pinturas murales que decoran su torre y que cuentan historias de la religión y de las batallas de caballería.

Para visitarlas se hace siempre en visita guiada, lo que permite descubrir muchos de los detalles y secretos que guardan.

Iglesia, castillo calatravo, monasterio..., un magnífico conjunto arquitectónico para albergar otro de los magníficos establecimientos de la red de paradores.
El recibimiento fue cálido y simpático, y la habitación muy acogedora con unas estupendas vistas sobre Alcañiz.
Siguen teniendo el atractivo de siempre todavía muchos de estos hoteles que siempre tanto me han gustado.

Buenas habitaciones, buen servicio y excelente cocina. Dispone de abundantes plazas de aparcamiento gratuito.

Un antiguo castillo-convento edificado en los siglos XII-XIII, elegido como sede de la orden de los Calatravos en 1179, es ahora el Parador de Alcañiz. Rasgos de sus orígenes se hallan en la torre del homenaje, en el campanario-sacristía o en el Palacio Aragonés del siglo XVIII.

Su ubicación sobre el cerro Pui Pinos garantiza impresionantes vistas sobre la región del bajo Aragón. La fachada en estilo barroco, junto con el sepulcro plateresco y los murales de inspiración gótica, se integran bien con el mobiliario interior en madera de roble.

Fuera del hotel un precioso jardín acoge los clientes, que aquí acuden para visitar la ciudad o practicar deportes de aventura o en la naturaleza.