Parador de Arcos de la Frontera

Los Paradores siempre han sido nuestros favoritos porque siempre se hallan en edificios emblemáticos. Aparte de la calidad intrínseca a una cadena tan notable ofrecen un sabor histórico excepcional. El más cercano a mi casa es éste de Arcos, pero cuando apetece agasajar a algún visitante o pasar un fin de semana diferente nos acercamos a él.

La última vez que estuvimos fue simplemente para disfrutar de su cafetería. Esa vez usamos la terraza, en cuyas mesas hay azulejos contanto hazañas de románticos bandoleros. Otras veces optamos por el patio central andaluz o por el mirador acristalado. El personal te sirve vestido con traajes típicos de otras épocas lo que aún le da un punto más al ambiente.

Situado en la parte alta del pueblo, domina la vega del Guadalete y el casco histórico. Las vistas desde el comedor o la terraza de la cafetería son maravillosas, así como de las habitaciones superiores (en categoría). Dispone también de un patio interior que es precioso. Las habitaciones, decoradas de forma clásica en madera son muy acogedoras y el trato del personal es excelente. Sólo dispone de tres estrellas pero la sensación es de disfrutar de las cuatro. El único pero es el acceso al mismo, ya que está en la Plaza del Cabildo, a la que se accede (y de la que se sale) por unas calles muy limitadas

Quizás a nadie le sorprenda pero es destacable la personalidad de este hotel.
En sus habitaciones pareces retroceder en el tiempo y te sientes un personaje importante de épocas anteriores.
Habitaciones amplias, confortables, madera como elemento principal de la decoración y todo el confort necesario.

Conocida como la antigua Casa del Corregidor, este Parador se sitúa a lo largo del río Guadalete. Las vistas sobre el prado del río y la ciudad de Arcos de la Frontera son magníficas. Algunas de las rutas más típicas que se pueden emprender desde aquí incluyen las del vino y de los pueblos blancos, pasando por Jerez de la Frontera y las ganaderías de vaquillas.

El panorama se puede disfrutar también desde las habitaciones o desde la terraza. El en interior se mezclan componentes tradicionales como azulejos y enrejados, vigas de madera, alfombras y arcos de medio punto. Destaca el patio andaluz, que crea un ambiente muy familiar y cálido.