Herencia de la Historia
La filosofía de los Paradores españoles no debería cambiar, no debería torcerse ni siquiera en un grado. Es sin duda la mejor manera no solo de preservar los lugares históricos que legaron nuestros antepasados, huellas de hechos que configuraron nuestro camino en el devenir de la actual España que claramente es un crisol de culturas y gentes, sino que no hay duda- ni nadie que lo rebata- de que la estancia en uno de estos enclaves privilegiados, ya sea por su importancia y protagonismo en la historia o por su localización en parajes de suma belleza, es algo único e impagable.
El caso del Parador de Carmona es la suma de todos los factores que acabo de citar. Primero por su situación, en una atalaya localizada en lo más alto del cerro donde se enclava la preciosa ciudad y desde la que se observa la inmensidad del campo andaluz.
Alcázar de Arriba, para todos aquellos que desde siempre los han tenido en su historia y para diferenciarlo de los otros dos que tenía Carmona, toma su nombre de su origen musulmán, origen que fue diluyéndose en el tiempo escondido por las sucesivas reformas y modificaciones como la que le dio su actual aspecto, tan parecido- por sus sus artífices los mismos- al de los Reales Alcázares de Sevilla.
Su final fue, afortunadamente, convertirse en 1976 en Parador Nacional de Turismo, con una acertadísima ambientación medievo-musulmana que le dan un carácter único dentro de la Red de Paradores. Salones como el Bermejo, con una valiosa colección de armas y objetos de nuestra mas caballeresca historia, o espacios como la terraza de la cafetería desde donde se observa la totalidad del campo circundante, y la refrescante y transparente piscina que se encuentra más abajo entre jardines escalonados de clara influencia árabe, o el precioso patio de la entrada, son algunos de los atractivos que el lugar tiene para ofrecernos. Eso y una tranquilidad absoluta....


