María José Rodrigo Hernández
Invierno en el parque. La desnudez de las ramas promete la renovación de la vida.
Nada más relajante que un paseo por el parque botánico al atardecer, cuando el sol tiñe de oro todos los rincones y el silencio se despereza entre las frondas. Los aromas, los colores y la exuberancia de las floras llenan el alma de sosiego y le dan otra dimensión al deseo. Paz.